A veces llega a pensar que su vida hubiera sido perfecta si ese estúpido hombre no hubiera llegado a su vida. Sólo faltaba con una sola vez, para que ya no fuera la misma. Sus padres la adoran, pero no entienden el cambio tan drástico de su mirada, su forma de hablar y actuar ella sigue sonriendo y riendo, por que le gusta. Cuando esta con su hermano bromeando y jugando se olvida un momento de lo ocurrido, piensa que puede olvidarlo, que puede hacer como si nunca hubiera sucedido, así paso los primeros 3 años y no le afectaba tanto, sólo cuando ella estaba sola. No afectaba en su escuela ni con sus amigos pero ahora esta a flote todos los problemas. Todo y ahora todo se junta, y lo tiene que ocultar. Ahora estoy mirando mirando en mi mente, la mierda de cara de ese estúpido. Y aún me da pavor, y no puedo contárselo. No puedo, no tengo las agallas, no puedo. Tengo miedo si les cuento tal vez me hagan recordar todo y ya estoy saliendo y no quiero empezar desde cero, no quiero callar pero no quiero hablar.
jueves, 17 de abril de 2014
Y si decido callar?
Hay algo, un secreto, un secreto oscuro. Saben nunca he sido buena guardando secretos, siempre tengo que contarlos aunque se que después me odiaran o se alejaran de mi. Siempre pensé eso desde niña, no guardarte nada para ti. Y ahora desde hace 5 años pasó ese estúpido sentimiento de furia. No se porque recuerdo ese cuarto oscuro, esa mirada de lujuria que aún me perturba en mis pensamientos. Lo recuerdo, no con claridad pero lo recuerdo. Ese estúpido hombre, que podría desgraciar la vida de una pequeña niña. La pequeña niña sabía que algo estaba mal, ella lloraba todas las noches en su cama ahí fue cuando aprendió a llorar sin hacer ruido. A esperar que todos se durmieran y soltar en llanto. Aún recuerdo esa niña llorando en la regadera cayendo las gotas en sus mejillas. No sabía diferenciar si eran sus lágrimas o el agua que caía. Han pasado 5 años y aún no lo supera. Tiene 3 años desde que descubrió una forma de gritarlo, sin que se dieran cuenta. Fue con un metal del tamaño de un pulgar, enterrandolo en sus muñecas con dolor. Pero no dolor físico si no que su dolor emocional era más fuerte. Era más fuerte, que no puede creer que esa niña que decía lo que pensaba era arrebatada de sus manos, ahora ese era su único secreto aún contándolo aquí se aferra a la conclusión de que aún la señalarán. Ella piensa en su interior que de alguna manera ella fue la culpable de todo esto ¿pero cómo?
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